El primer número del fanzine Núcleo salió en Lima el 19 de junio de 1986. Se especializaba en el “Nuevo Rock” hecho por grupos New Wave, New Romantic, Post-Punk, Punk y Techno del Perú e internacionales.
Fue producido por Rolo Roncallo (cantante y tecladista de la banda Post Punk, Extraña Misión); Luciano Agüero (ex ParaleloAB, Cardenales, Déckadas y Cenizas), Leppa y Nivel 14 Producciones, contando además con la colaboración de Miguel Lokus (seudónimo de Miguel Rodríguez, bajista de Extraña Misión y compañero musical de Rolo), Wili, Carlos Pandemonium y Kathi. Su corresponsal en el Reino Unido fue Mark R.
31 años después de su publicación, conversé con Rolo, quien me contó su experiencia de editar un fanzine sin computadoras, solo máquinas de escribir y fotocopiadoras. Eso sí, contaban con mucha pasión y deseo de hacer las cosas “por si mismos”.
¿Cómo surge la idea de editar el fanzine Núcleo?
Dentro del grupo Nivel 14 queríamos difundir nuestras ideas y la música que nos gustaba de diferentes formas. Una de ellas fue a través de fanzines, ya que además podíamos establecer contacto con gente de la misma onda y feeling musical. Cosa que ahora lo resuelve cualquier red social con un “click”, pero en esa época era imposible.
La idea de Núcleo salió porque vimos que habían muchos fanzines del estilo collage o blackmails escritos a la manera punk: deliberadamente mal, sucios y mal fotocopiados. Esa era la actitud.
En Nivel 14 había gente orientada más al punk, otros nos pegábamos más a la New Wave, el Techno, Post Punk y todo lo derivado. Así que Luciano Agüero, brother de la mancha y yo un día decidimos editar un fanzine pero, en la medida de lo posible, más prolijo. Con la mejor información musical disponible y con una onda más de ironía que confrontacional.
¿Cuántas personas estaban encargadas de la edición de Núcleo?
Los redactores y directores del contenido, el “staff” de Núcleo, fuimos Luciano y yo. Leppa nos ayudaba con la máquina de escribir. Luciano sugirió el nombre Núcleo al soltar varias ideas. La única regla fue que el nombre elegido empiece con la letra N, que dibujada en forma invertida era el símbolo o isotipo del Nivel 14.
Yo era bueno con la necesidad de hacer contenido entretenido, que lo que se muestre despierte interés (haciendo estas cosas es que me di cuenta que la publicidad era parte de lo mío), y Luciano era maniático de encontrar la mejor información posible y presentarla de manera más pulcra.
Luciano dominaba el inglés y eso hacía fácil la traducción de las revistas que conseguíamos y que le enviaban de afuera. Además él tenía un amigo que nos ayudaba traduciendo las revistas Bravo del alemán. Lo demás eran contactos por ahí y por allá. Miguel Rodríguez del Nivel 14 que tenía experiencia con fanzines punk (CTM) colaboraba con reportes sobre la música local subterránea. Era amigo de todos ellos.
¿Cómo lo financiaban?
El financiamiento salía de nuestro bolsillo al principio, y luego con el dinero de las mismas ventas.
¿Cuál era el estilo del fanzine, solo musical o hacían crítica social?
El estilo era básicamente musical, pero lo matizábamos con nuestra crítica. También le metimos un cómic, Pankeke, dibujado por mí inicialmente como colaboración para CTM. A la gente le gustaba un culo Pankeke.
No nos metíamos mucho con lo social porque Luciano y yo no íbamos mucho con el rollo político, como otros en el grupo. Sabíamos que había mucha mierda y carencias de todo tipo pero precisamente enfocarnos en la música que nos gustaba era la mejor manera de sobrellevar esa mierda.
¿Cuántos números llegaron a sacar?
Sacamos solamente 4 números, uno cada dos meses aproximadamente.
Al segundo número, nos empezaron a pedir más copias y más copias y Luciano y yo parábamos en la calle Azángaro en el centro de Lima reproduciendo el machote del fanzine que lo armábamos en pliegos de cartulina. Esa chamba era fuerte. En Azángaro buscamos al tío con la mejor fotocopiadora para que saque copias nítidas. Nos jodía cuando nuestro trabajo salía impreso mal. Buscábamos a alguien con el “toner generoso” y lo encontramos ja, ja.
¿Cómo distribuían Nucleo?
Núcleo lo distribuimos inicialmente en La Nave de Los Prófugos (era un precario puesto de ambulante ubicado en la puerta de la Universidad Villarreal donde el man, de quien he olvidado el nombre (Nota: Rolo se refiere a Paco de a Luca), tenía una suerte de mesita de madera con una bandera pirata saliendo de un lado a manera de una “balsa pirata”. Un cague de risa, súper original).
El man vendía cassettes grabados en forma pirata. Y era uno de los pocos lugares en Lima en donde podías conseguir música que estaba sonando en el mundo además de lo poco que te daba la limitadísima radio local.
Pero donde fue el boom de Núcleo fue en el stand de la revista Esquina en la Feria del Hogar. Alguien nos contactó con Franklin Jaúregui, el dueño, y él nos pidió un lote de 50 fanzines. Luego 100 más y así. Salían como pornografía en colegio de hombres porque además los vendía por lo bajo ya que no dábamos facturas ni nada de eso. Era cosa de puro feeling no más, recuerda.
¿Por qué llegó a su fin?
Núcleo llegó a su fin porque tras editar el tercer número, decidí abandonar el barco. No sé por qué. De pronto me aburrí o me empecé a pelear mucho con Luciano ya que él, como te digo, era tremendamente dedicado a lo que se le metía en la cabeza y yo empecé de pronto tal vez a sentir como una obligación lo que ideamos como un vacilón. Así que luego del tercer número abandoné.
Luciano se mandó a hacer el número cuatro, súper empinchado al punto que le quitó la N invertida del Nivel 14 al logotipo. Pero lamentablemente, y no es porque me crea la cagada, ese número perdió la chispa, se volvió un mero despliegue de contenido sin mucha gracia. Pankeke también se fue conmigo y bueno, creo que Luciano se dio cuenta de que no era chamba para uno solo, en verdad era un chambón. Imagínate. En una época sin computadoras.
(Aunque de pronto fue el primer medio de información en el Perú en utilizarlas porque como yo practicaba programación con computadoras gigantes, recuerdo que más de una vez imprimí algunos escritos en esas máquinas para ponerlos en el fanzine, solo por joda).
Así que Luciano luego del cuarto número también se aburrió y Núcleo se convirtió en historia…
Bueno, como podrás haberte dato cuenta, es un estupendo ejemplo de cómo en esos tiempos con limitada tecnología, pero con muchas ganas, el deseo de tener una opinión y el “hazlo por ti mismo”, hizo que los jóvenes de los turbulentos años ochenta crearan sus propios medios de expresión, ya sea formando parte de una banda o de alguna forma artística, o editando fanzines… Y Núcleo fue uno de ellos, un fanzine que hizo historia.
Estos son los demás artículos que formaron parte de la primera publicación de 16 páginas. Espero conseguir los demás para que puedas disfrutar, 31 años después del gran esfuerzo de Rolo, Luciano y Leppa:
Si quieres tener el fanzine Núcleo en alta calidad y en forma completa, con sus 16 hojas para leerlo tranquilo en tu smartphone o laptop, descárgalo gratis aquí. Pronto más fanzines peruanos para que veas lo que se escribía en la década de los ochenta. ¡Pasa la voz!
Lee también:
Boui: canción tributo de Voz Propia a Carlos Magán https://t.co/kohSkb1lrz
— Subte Rock (@subterock) 6 de octubre de 2017
Suscríbete y recibirás por email cada artículo que publiquemos. Además, participarás en el sorteo permanente de discos, polos y entradas gratuitas a conciertos.
Tu privacidad está garantizada. No alquilaremos ni venderemos tu email a terceros.
