Cuando Miguel Lescano se enteró del fallecimiento de Carlos “Boui” Magan (8:00 pm del 12 de enero 2016) redactó este poema, “Tormenta de Amor A Boui”, para expresar su pena y contar la historia de la última vez que se encontró con él. Fue durante la presentación del poemario “New Port” de Roger Santivañez en el Cholo Arte & Fun de Barranco en julio del 2015. Esa noche Boui y Raúl Montañez ejecutaron un acústico. Al terminar la tocada Boui y Miguel conversaron y quedaron en reunirse pronto. Algo que no llegó a concretarse, como relata este poema.
Tormenta de Amor
A Boui
UNO
¿Por qué es tan grande la ciudad?
En este inmenso sonido de Barranco a Lima
no esperamos nada en esta cofradía de poesía
me imagino tu pelo de mechones rojos oscilar en la bruma
y el fuerte raspar de las cuerdas de tu guitarra sin igual
al tocar infinitas veces de cielo a cielo y cerro a cerro.
DOS
Era una noche más de colores y cerveza
me dijiste: salud
y bebiste de la botella
con la pasión que te caracteriza
con tu risa de ángel enloquecido
y un beso tuyo que doblegaron las sillas
era hora de divagar y hacer música
Al finalizar me pasaste un papel con un mensaje y me dijiste:
–cuando hacemos algo una performance una tocada–
respondí pronto loco pronto.
TRES
La música nos hermana en sueños y pesadillas
amengua tu a-dorado bajo eléctrico
y que su delicia estremezca el espacio de la ciudad
post-punk que dejaste para partir al cielo
extraña forma alucinante de vivir de amar y odiar.
CUATRO
Déjame beber un último vaso de cerveza
en este bar sicodélico
donde los amigos buscamos un asir
por tu canción hecha de vida
frente al mar de Miraflores
en esta última tormenta de amor.
CINCO
Estás en todas partes con este frío de vientos
en este último día donde el sol se ha negado a irradiar luz
rociaron tus cenizas al mar abrazados de amigos
y a kilómetros no podía yo navegar:
Es el momento de cambiar y continuar,
en la vida solo hay una oportunidad y no la debes dejar
pasar, pero ahora me siento mejor y es el momento
de mirar hacia atrás y sentirme mejor.
SEIS
Sólo tomaba fotos y el semáforo vigilaba el adiós
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