Rock Subterráneo de alta tensión
Photo Credit To Reneé Vargas

Rock Subterráneo de alta tensión

Finales de los 70, fin de la secundaria. También finalizaba la dictadura militar. Resucitaba el ambiente político partidario. En cuanto a música escuchábamos lo que había en la radio en AM. No tengo hermanos mayores, mis primos más cercanos escuchaban cumbias y salsa de esa época. Radio Mar AM era la que más se oía en casa.

Entre cuarto y quinto de secundaria, por las fiestas del barrio y gente del colegio comienzo a escuchar pop y rock, y algunas radios con esa música. Con la llegada de la película Fiebre De Sábado Por La Noche (Saturday Night Fever, 1977)  todo el dial se inunda con música disco y sobretodo los Bee Gees.

Había elegido la secundaria técnica en una Gran Unidad Escolar. En el curso de Formación Laboral la electricidad y electrónica hicieron que el colegio tuviera algo de interés. Me hice amigo de alguien que venía a mi barrio, aficionado a la electricidad. Con él nos juntamos para alquilar luces sicodélicas en las fiestas del distrito. Eran luces armadas por nosotros mismos: focos, reflectores y fluorescentes montados sobre tablas con latas como cañones y papel celofán para darles color. En la cachina conseguíamos motorcitos para hacer cortadoras (luz estroboscópica). Con ayuda de mi padre tuvimos la esfera con espejos, casi como la de Fiebre De Sábado Por La Noche.

Lo que más sonaba en estas fiestas eran Deep Purple, Grand Funk Railroad, Led Zeppelin, Slade, Gary Glitter , y las baladas rock para que en el baile pegadito algunos “se manden”. Poco a poco la música Disco se adueñó de las fiestas y las pistas de baile. También de la radio, televisión y diarios. Se convirtió en la moda oficial. Todos los muchachos vestían terno y chaleco blanco. A olvidarse de los jeans desteñidos, las melenas o pelos desaliñados. Toda esta cosa con carácter oficial de a pocos me causó rechazo.

Pero en la radio habían refugios, resistencias a la moda disco. Musicalísimo en Radio Victoria, con Guillermo Llerena Godoy, La Hora Pirata en Radio Miraflores con Gerardo Manuel Rojas. Podía escuchar rock duro, y de manera didáctica. Conocí a la banda AC-DC en su primera etapa. Radio Inca, pasó de ser una emisora de música vernacular a ser la radio de los Bee Gees y sus invitados. Ni las radios pop/rockeras tenían tal programación. Es precisamente en esta radio que tiempo después, los sábados por la noche, apareció un programa de 3 o 4 horas: Rockoteca 1280 con rock pesado, clásico, progresivo. Nada de música disco. Era gente ligada a un grupo local de rock, que hacía “covers”: Up Lapsus. El repertorio de este grupo incluía temas de algunos de los grupos arriba mencionados y sobre todo de KISS.

Por el lado de los estudios, durante la secundaria (técnica) ya me había orientado hacia la electricidad y electrónica. Una carrera en ingeniería era larga (con las huelgas) y horarios complicados en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). A pesar de ser una universidad nacional habían gastos que no podía cubrir. Necesitaba estudiar y trabajar pronto. La alternativa fue la escuela de la empresa de servicios eléctricos. Había que postular y mantenerse con un mínimo de calificaciones para que no te echen. Tres años de estudio intenso y prácticas en la misma empresa. Esto fue durante los primeros años de los ochentas. Radio Doble 9 en FM acompañaba mis largas horas de estudio. Me conseguí una radio portátil usada que tenía FM. Le adapté un parlante externo empotrado en un mueble viejo que hacía de caja acústica ya que el radio-tocadiscos de la casa era “a tubos” y solo tenía AM.

Hugo Salazar, imitador y comediante en la TV, tenía un programa los domingos por la noche en Radio Miraflores: La Caverna Subterránea, en el cual difundía rock clásico, hard rock y progresivo. También hablaba sobre grupos nuevos, hacía entrevistas y diseminaba información musical.

Los 80 trajeron sonidos nuevos, ya había pasado el furor de la música Disco. Radio Súper FM anunciaba la llegada de un Nuevo Rock. En Doble 9 los viernes sonaba el Nuevo Rock en el programa especial Radio Clash. Justamente me había interesado por la banda The Clash, que aparecía en el documental Las Raíces Del Rock ’n’ Roll (1981) que pasaron por la televisión.

En mis recorridos por Lima había visto pegados unos afiches que decían Del Pueblo – Opera Rock – Posesiva de Mí.  También unas pintas que decían Leusemia, incluso las ví en un bus de transporte público de Enatru. Sabía que Leusemia era una banda local de Rock, lo que me sorprendío, y entusiasmó, fue que hubiera gente que se identificaba a tal punto con un grupo peruano antes que con uno foráneo.

Mi hermana ingresó a San Marcos y conoció gente que quería formar un grupo de rock. Incluso un pata quería que mi hermana y sus amigas cantaran. Ella mencionó que yo era aficionado al rock y tenía algunos discos y cassettes. Un día me cayo en la casa una manchita de San Marcos, uno de ellos era Wili Jiménez, quien había hablado con mi hermana. Trajo algunos cassettes, bastante punk, cosas que no se oían en la radio. Le pregunté por Leusemia y me contó sobre la mancha subte. Me interesé aún más. No pasó mucho tiempo y ya estaba asistiendo a los conciertos subtes.

Siempre me molestó que se asocie el ser rockero con ser pituco, como si no hubieran bandas de rock en los barrios populares. El personaje de Hugo Salazar en comedias de la TV reforzaba esa idea. La aparición de esta mancha de patas que usaban chancabuques, es decir “zapatos sin ninguna moda” hizo que me identificara con ellos. Yo también tenía mis botas de la chamba y los cassetes de NarcosisLos 4 Grupos y Los 13 Grupos, y el disco de Leusemia. Y tenía mi colección de revistas y fanzines. Todo ese canto crudo de nuestra realidad me enganchó con el Rock Subterráneo. Antes, aparte de Up Lapsus con sus imitaciones, había escuchado a Frágil, que me gustaba, pero no me identificaba con ellos. De otros grupos recuerdo a las justas sus nombres, pero no su música.

Esta realidad, cantar de manera beligerante describía mejor lo que yo veía y vivía en mis andares por la ciudad. En las plazas de Lima donde en cualquier momento se armaban debates entre transeúntes, mítines políticos, sobre todo en la Plaza Dos de mayo, marchas de gremios en lucha, a la que a veces había acompañado de curioso, o ingresado de curioso a locales sindicales en contraste con la información de los medios. Cada uno tirando para su lado.

Después de 3 años de estudios y algunos meses de prácticas, nos designaron a diversos puestos en la empresa. A mi me tocó el Departamento de Líneas de Alta Tensión. Este grupo reponía el servicio eléctrico después de un atentado terrorista contra las torres y postes de alta tensión.

La escuela de la empresa de servicios eléctricos formaba personal de mando medio ya que había una brecha entre el ingeniero, de preparación muy teórica, y el capataz, de conocimiento empírico, surgido de las mismas cuadrillas de obreros. Mi intención inicial era estudiar ingeniería una vez que inicie mi actividad laboral, sin embargo, una vez que empezé a trabajar en este departamento, lo último que tuve fue tiempo libre.

Me adapté rápido a este grupo de trabajo. Eran las cuadrillas más admiradas por las otras áreas, y, también, a mediados de los ochentas, por buena parte de los limeños. Muchos en la empresa no sabían cómo se reponía el servicio cuando los subversivos se volaban una torre de alta tensión y dejaban sectores de la ciudad sin luz. Me causó gracia que un dibujante en un boletín de la organización representara a mi departamento como un grupo de trabajadores metiendo hombro para enderezar una torre derribada. Esta ignorancia se podía entender en personas ajenas, pero no en una publicación propia.

Había mucho que aprender en este departamento. De los técnicos colegas, de los trabajadores, de los linieros (así se les llama a los trabajadores que escalan las estructuras y hacen labores en las líneas de alta tensión) y enfrenté situaciones nuevas y muy diversas durante esos primeros años en la compañía. ¿Qué hacer ante una torre tumbada en el suelo? Erigir nuevamente una torre no toma horas ni días. El servicio eléctrico no podía esperar tanto. Se idearon instalaciones provisionales, sobre la misma torre derribada, o a un costado, o sobre postes temporales, estructuras de rápido armado que se fueron creando conforme se iba ganando experiencia. Estas innovaciones eran hechas e implementadas por los propios trabajadores y técnicos, y los diseños eran mejorados por los ingenieros. Ejemplos del ingenio peruano que te hace andar un auto que en cualquier otra parte ya hubiera sido dado de baja.

Una vez repuesto el servicio con las instalaciones provisionales, el área de ingeniería planificaba la reparación o reemplazo de la estructura colapsada. Estos trabajos, de más largo alcance, mayormente eran ejecutados por empresas contratistas, constructoras de líneas de transmisión. En algún momento tal era el número de atentados contra las torres, que no era inevitable el rezago en la reparación de las líneas. Teníamos muchas instalaciones en condición de “provisionales” que no eran confiables ni seguras. La mayoría de estas instalaciones “provisionales” se ubicaban en los cerros, de difícil acceso, y estaban cercadas para no arriesgar la vida de terceros.

El estado junto con la dirección de la empresa ensayaron un sinnúmero de estrategias y dispositivos para que las torres no fueran vulnerables: Crearon y reforzaron cuerpos policiales de patrullaje, colocaron refuerzos mecánicos (fierro, cemento) al pie de las torres, cercos con cuchillas filosas, y otros inventos más. Pero la subversión siempre se las arreglaba para conseguir su cometido.

Una medida extrema fue colocar minas personales alrededor de las estructuras que al inicio no fueron efectivas y tuvieron que ampliar el área de estos campos minados para detener los derribamientos.

Foto: Caretas 2002
Foto: Caretas 2002

Esto complicó las labores de mantenimiento de las torres. Para poder acceder había que solicitar el desminado parcial para ingresar a esa zona y los especialistas de la policía instalaban las minas nuevamente una vez que se terminaba el trabajo. Esta actividad era extremadamente riesgosa y hubieron muchos accidentes que afectaron a miembros de la policía y personal (trabajador y técnico) de la compañía de electricidad.

Además del riesgo de trabajar en altura y el alto voltaje, se agregaba el de pisar una mina personal o un caza bobo. El caza bobo era un artefacto explosivo, a manera de trampa, que era dejado por los subversivos para dañar al personal de la policía, pero que podía afectar también al personal de la empresa realizando trabajos en esa zona. El personal trabajador también vivía temeroso de que en algún momento la subversión pudiera ponerlos en la mira, aun cuando proclamaba que su objetivo era imponer un gobierno de la clase trabajadora.

Foto: Caretas 2002
Foto: Caretas 2002

En 1985 salió electo Alan García con el APRA. Este gobierno se caracterizó por su populismo, hiperinflación, la megalomanía de García, y el copamiento de las empresas públicas. Aquellos con carnet Aprista, sin experiencia alguna tenían prioridad de ingreso a la empresa antes que los técnicos egresados de su propia escuela que eran retenidos como practicantes.

Los sindicatos de trabajadores hasta ese momento tenían dos líneas: la aprista, afiliada con la CTP y la izquierdista con la CGTP. Los sindicatos de dirigencia aprista dejaron de participar en medidas de fuerza, ya que no querían enfrentarse a su propio gobierno, y poco a poco fueron perdiendo representatividad.

Por esos años uno no podía andar indocumentado porque habían redadas dirigidas por las fuerzas del orden y uno podía terminar en el calabozo, o en situaciones peores. No bastaba tener la libreta electoral, y/o militar, uno tenía que demostrar a que se dedicaba. El carnet de la empresa eléctrica me ayudó mucho y lo porté siempre. A finales del gobierno de García los trabajadores de la empresa eléctrica protagonizamos dos huelgas consecutivas. Lamentablemente esto fracturó la unidad de los trabajadores y el compañerismo ya que un grupo no quiso participar y otros desistieron conforme avanzaban los días de huelga. Portar el carnet durante nuestros alborotados reclamos por las zonas céntricas de Lima no era aconsejable en este caso. Algunos ingenuos lo mostraron a la policía en pleno día de jornada de marchas y terminaron durmiendo en algún calabozo.

Nuestra relación con los trabajadores era estrecha, pero en lo musical no estábamos en sintonía. El rock les parecía extraño y el rock subterráneo peor. La mayoría de “linieros” eran provincianos, y gustaban de la música de su tierra, los más jóvenes de la cumbia (sonido carretera central, Los Shapis, Viko y su grupo Karicia, Chacalón y la Nueva Crema, Pascualillo). Los afiches de cumbia poblaban los muros de la carretera central y las grandes avenidas en los conos norte y sur. Nuestro trabajo nos llevaba por todos los distritos. De las zonas periféricas hasta las casas que trepaban los cerros donde se ubicaban las torres.

Foto: Paco De A Luca
Foto: Paco De A Luca

Cuando salía del trabajo en horario normal, bajaba por La Colmena a La Nave de Los Prófugos, y puestos vecinos. Hojeaba fanzines, escuchaba algunos cassettes, compraba algo, me enteraba de los conciertos. Estaban también allí los hermanos Galicio que después abrieron una tienda en las galerías Centro Lima. Otro punto de encuentro fue en la puerta de la librería Caballo Rojo de la Colmena. Cuando toda una mancha se mudó al Jirón Quilca, fue el punto que más frecuenté en esa época. Pasajeros de Horror de Fernando Vial, Cachorro, era otra fuente para conocer música. Durante las tardes domingueras frecuentaba a amigos como Fernando en San Miguel y la pasábamos grabando su colección de música.

Imagen: Fernando "Cachorro" Vial
Imagen: Fernando “Cachorro” Vial

Recuerdo que los conciertos eran temprano, casi al comenzar la noche. Los periodos con toques de queda eran muy frecuentes, y pasada la medianoche no se podía andar por las calles. En el trabajo, por el tipo de actividad a veces nos gestionaban salvoconductos, pero era preferible evitar ese horario. Los miembros de las fuerzas armadas no creían en nada, ni la policía se salvaba, pasaban por su encima. En una ocasión nos quedamos hasta muy tarde y entre varios compañeros de trabajo y tomamos un taxi hasta un punto común. De allí a latear hasta mi casa unas 20 cuadras, pero sorteando las avenidas principales por calles paralelas y cruzando las primeras muy rápido pues por allí rondaban las tanquetas y porta tropas.

Al principio iba solo a los conciertos, conocía gente de vista, a quienes saludaba y a veces charlaba algo. Terminado el concierto salía rápido, la mayoría de veces porque al día siguiente madrugaba para trabajar en algún lugar distante. Casi al final de la década conocí a amigos, primero a Patapsico y a través de él a otros. Formamos una banda que empezó con ensayos en mi casa. Por diversos motivos Patapsico y yo no continuamos, pero el grupo prosiguió con otra gente y llegó a tocar en conciertos ya entrados los 90. Pero los 90 son ya otra historia.

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Roc Magnon

Técnico electricista en Líneas de Alta Tensión. Fotógrafo aficionado. Diseñador Gráfico. Fan del rock en general y de los 80s en particular. Asiduo participante de conciertos subtes.

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7 Comments

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    Fabiola Bazo

    Una nota muy personal y humana Roc Magnon. Con una perspectiva inesperada. Estoy segura que será muy bien recibida! Miguel Angel del Castillo, Ab Red, Carlos Torres Rotondo, Willy Wong Wimpón, Wili Jimenez Torres, Miguel Angel Vidal Trujillo, Migvel Fegale, Richi Lakra Vega Jaime, Alberto Candia, Martin Roldan Ruiz

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  2. Avatar
    Fabiola Bazo

    Una nota muy personal y humana Roc Magnon. Con una perspectiva inesperada. Estoy segura que será muy bien recibida!

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  3. Avatar
    David Danielle

    .. muy buena tu nota amigo; mi adolescencia transkurrio a finales de los 80's y principio de los 90's, obviamente ke vivi toda esa epoka de las levas,el toke de keda, los apagones y, las kolas para komprar produktos de primera necesidad, lo mas kurioso es ke, kuando les kuento todas esas experiencias a los chikos de hoy en dia, no me lo kreen.. fue una epoka muy dura,.. pero lo mejor fue konocer.. ese rockk.. kallejero, kontundente y,muy, muy subtee..

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  4. Pingback: De Alan a Damián: el primer gobierno de Alan García (1985-1990)

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