G-3: "Pasan los Días" (1997). Por Aldo Huamán Arias

A finales de 1997, y coincidiendo con los diez años de la aparición de su primera maqueta, la banda G-3 editó con Mundano Records su cuarto álbum y primero del sello discográfico, Pasan los días: una revisión de los años explosivos, 1986-1990, que fue grabado en vivo de la misma forma que la primera maqueta Un nuevo enemigo en 1987: durante una hora y media y mezclada en un lapso de tiempo similar.

Pasan los días.G-3 — Portada del álbum de G-3, “Pasan los días: una revisión de los años explosivos, 1986-1990”.

De 13 canciones, incluye nuevas versiones de composiciones antiguas presentes en Un nuevo enemigo y En llamas (1990): “Pasan Los Días”, “Siente El Cambio”, “Violencia Fabricada”, “En Tus Ojos”, “Utilizado”, “No Es Sólo Tu Culpa”, “Presión”, “Traicionado”, “De Vuelta Al Rebaño”, “Quiero Saber”, “Principio Del Fin”, “Antisocial” y “Jam”.

Con el diseño de Ake Pérez-Prieto y Maricarmen Segala, y la ya mítica foto tomada por Lorena Benza, este compilatorio llegó a ser votado como Mejor Disco Nacional por Phantom Magazine ese mismo año. Y en el 2017 saldría la edición limitada en vinilo de 300 copias, en una coproducción de Mundano Records con Trilce Discos.

Pasan los días. Vinilo — La edición en vinilo de “Pasan los días: una revisión de los años explosivos, 1986-1990”, editada en 2017.

Pasan los días: una revisión de los años explosivos, 1986-1990 es la motivación que tuvo Aldo Huamán Arias, quien nos envía una nueva colaboración en estas reseñas “hechas por ustedes mismos”.

PASAN LOS DÍAS (1997). POR ALDO HUAMÁN ARIAS

Pasan los días y ya perdí la cuenta de la innumerable cantidad de veces que he escuchado este álbum. Desde aproximadamente los dos mil, temporada en la que descubrí esta banda fundamental del rock peruano, este es uno de esos discos que los reproduzco de la A a la Z, los trece tracks, los 37’18” que dura, sin interrupciones.

Este álbum es la recopilación de la producción de G-3 desde 1986 hasta 1990, temas qué fueron grabados nuevamente, con un sonido más prolijo, pero con la misma esencia, músculo y contundencia qué han permitido su trascendencia en el tiempo.

Por motivos generacionales, no tuve la oportunidad de conocer este álbum cuando la banda estaba en actividad, llegó a mis manos algunos años después, cuándo casualmente había iniciado esa búsqueda de nuevos sonidos, nuevos estímulos musicales que estén mezclados con un mensaje de reflexión, pero además también de cuestionamiento.

Reflexión y cuestionamiento, transmitidos con la fuerza y actitud directa del hardcore punk, es cómo podría sintetizar los principales sentimientos que, hasta el día de hoy, produce en mi fuero interno este disco. Pero considero que ambos sentimientos estarían incompletos si sólo quedaran allí, y este álbum, además, invita a otro aspecto clave qué me ayudó (y me sigue ayudando) en incontables oportunidades y en diferentes contextos, y es a tomar decisiones, a buscar cambios, a generar acción.

Decía el escritor colombiano Andrés Caicedo en su novela ¡Que viva la música!, que «la música es la labor de un espíritu generoso que (con esfuerzo o no) reúne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos, sino para dejarnos constancia de que allí todavía andan, las pobrecitas, y yo les hago falta». Y vaya que hay muchas veces en que nosotros les hacemos falta a esas fuerzas primitivas, y música como la de G-3 nos ayuda a recobrarlas.

Creo que el espíritu de los temas del Pasan los Días, compuestos hace más de tres décadas, permanecen incólumes, son canciones que no envejecen, y seguirán cautivando a las siguientes generaciones de individuos qué, como yo, busquen en la música un vehículo qué te permita cuestionarte, incluso a ti mismo.