Fernando Vial, “Cachorro”, y Voz Propia

Nota del webzine: Este escrito de mayo de 2018 estaba destinado a ser publicado en una edición especial del fanzine Poetas del Asfalto que “se suponía” Richi Lakra y yo co-editamos en junio de ese año. Cuando el fanzine El Cachorro del Rock Subterráneo salió, me dí con la sorpresa de que Richi unilateralmente había decidió no incluir esta nota de Miguel Ángel Vidal, líder de la banda post punk peruana, Voz Propia. Rencillas personales cojudas primaron sobre el interés de apoyar a Fernando Vial, “Cachorro”, y se perdió un valioso testimonio de la influencia de Narcosis en una de las bandas más reconocidas del segundo desborde subte, Voz Propia. Hoy rescatamos este texto (Fabiola Bazo).

Hace ya un año, le compré a Fernando Vial, “Cachorro”, dos discos de sus antiguos grupos: Autopsia y Feudales. Luego de un tiempo puse en mi equipo el de Feudales. Mientras hacía algo súper automático, pensaba y disfrutaba del disco. Fernando no cantaba bien, el problema no era la afinación, era su voz, con la que uno nace, pero eso no importaba. El sonido no era bueno, pero la música transmitía algo incomprensible para muchos: el sentimiento de una época, que para mí tenían un significado que iba más allá de lo académico. Tanto así que medité al respecto un buen rato y lo comenté con algunos amigos.

Nosotros teníamos un chip que separaba las cosas, no era lo mismo calificar y escuchar a una banda extranjera, con toda su producción y calidad sonora, que escuchar una maqueta subterránea, a la que podías comparar y ponerla por encima de otras súper producciones que no te emocionaban de la misma manera. Era algo que iba más allá de lo musical, y que tal vez solo lo entendamos aquellos de la generación de los 80.

Antes de conocer a Narcosis, recuerdo haber ido a la casa de José Eduardo Matute (guitarrista y fundador de Guerrilla Urbana – Ataque Frontal), al entrar a la sala de recibo sonaba muy fuerte The Cramps. Era un long play que recién llegaba a sus manos, tal vez fue el año 84, me impresionó la música, pues era la primera vez que los escuchaba, era un disco que Cachorro había llevado, yo no conocía a Fernando.

Cachorro estaba sentado en una esquina, hablando sólo lo justo, miraba las cosas con desdén, sin importarle mi presencia, creo que no me miró en absoluto (algo típico en aquellos tiempos y que no me incómodo) y pensé: “muy parecido a Matute”. Luego de un rato se fue sin despedirse.

Conversando con Matute, me contó que Cachorro quería hacer una banda punk, cosa que a José le parecía inapropiado, así era “Matutón”. Yo no comenté nada, pues no había pensado nada al respecto, solo sé que cuando escuché a Narcosis, supe que era lo mejor que podía haber hecho, y desde aquel momento Narcosis se convirtió en mi banda preferida, como la de tantos jóvenes de aquella época.

Los vi luego el año 85 en la Universidad Ricardo Palma, donde yo estudiaba arquitectura, y más adelante, en el 86 lo conocí, es decir podía conversar con Cachorro, y yo ya tenía mi banda. Fernando tenía una cierta magia y “malditez”. Ahora muchos se han olvidado de su papel en la movida.

Él era quien organizaba los conciertos en Magia, grababa casetes a pedido. Fue el iniciador de muchos jóvenes, pues era un coleccionista de discos, editó fanzines y no sólo tocó en Narcosis, sino también en Autopsia. Luego de ello formó: Feudales, que llegó a editar un casete. Era prolijo y paraba rodeado de amigos, sus cumpleaños eran festejados en su casa, en la Av. Petit Thouars, donde siempre caía gente, era el tono infaltable.

Fernando era un radical, pero ante todo tenía el halo de la “malditez” propio de los punks. A finales del 89 cuando ya habíamos grabado El Sueño y empezábamos a tocar algunos temas del disco, tuvimos problemas con Boui, nuestro bajista, y decidí invitar a Cachorro a coger el bajo. Yo era su fan, él aceptó y empezamos a ensayar, me gustó que se enganchara con nuestra música, eso era algo que respetaba mucho y además el interés que le puso a la banda.

¿Qué más podía pedir?, había tocado con Wicho en el Primer Concurso de Rock no Profesional y ahora con Cachorro.

Por ese tiempo salíamos a veces con la gente de la música, y claro también fue a mi casa algunas tardes a tomar el clásico “lonchecito”. Me parecía increíble ese lado que mostraba, sencillo y cercano, en mi casa se acuerdan de él. Pero también tenía su lado bravo, que venía con la noche, los tragos y tantas cosas extremas, que muchas veces acababan mal. Con algún corte en el cuerpo que no sabía explicar, y alguna bronca que desataba sin tener conciencia que el otro(s) era mucho más grande que él. Claro que vivía una vida “exagerada”, como muchos, pero a él siempre se le pasaba la mano, y las anécdotas, muchas, en las que casi siempre salía mal parado.

Cachorro vivió esa época a mil por hora, jodiéndola y festejándola, pero no hay duda que fue un actor imprescindible, no sólo un tío autodestructivo, en eso que se llamó Rock Subterráneo, por eso le recuerdo hoy a Cachorro Vial.

Lamento no haberle explicado a Fernando las razones de la disolución de Voz Propia en el 90, justo después de haber editado El Sueño, ya que él andaba animado con el grupo. En fin, un abrazo interminable Fernando, y gracias por lo que entregaste en Narcosis, Autopsia y Feudales, bandas súper chéveres (cosa que es raro que diga) y sobre todo a Voz Propia.

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Lee la nota sobre la banda INTRASCENDENTES. https://t.co/jWQv1Str7u https://t.co/N92uZLYUu9

— Subte Rock (@subterock) July 11, 2020

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