D’Mente Común es un grupo peruano de Nü-metal, rock progresivo, trash metal, punk y funk formado en 1994 en Lima por Daniel Willis en la guitarra y voz, Oliver Castillo en el bajo y voz y Jeremy Castillo en la batería y voz, quienes desde los inicios de su carrera musical (comenzaron bien chibolos), han destacado por su calidad interpretativa.
En cuanto a su discografía, han editado 6 producciones musicales: D’Mente Común – Demo (1997), La base del poder (1999), D’Mente en el Parque – En vivo (2001), Metamorfosis (2004), Familia – EP (2014) y 1995 (2018); producciones que los ha ubicado en un lugar de privilegio en el rock nacional.
Canciones como “I am cholo”, “La base”, “Catarsis”, “Hipocresía”, “Nunca más” y “La guerra”, por citar las más reconocidas, marcan la contundencia musical y letras que cuestionan el sistema por la banda. Para Keila Pérez Ochoa, el álbum de D’Mente Común Metamorfosis, lanzado en 2004, ha marcado su vida, y aquí nos cuenta por qué.
El cuarto álbum de D’Mente Común sintetiza en 18 tracks la idea de que lo único constante es el cambio, en diversas escalas y texturas. El arte de la portada del disco, las armonías y las letras conforman una experiencia sensorial (y por qué no espiritual)con la que todas y todos nos podemos identificar. Porque expresa una evolución dolorosa, casi animal, pero igualmente necesaria.
En este disco Daniel Willis, Oliver y Jeremy Castillo apuestan por el nu metal, el rock progresivo y el funk, una propuesta contundente que resalta la expertise artística y personal de los integrantes de la banda. Metamorfosis abre y cierra con piezas instrumentales, a modo de telón que conecta al público oyente con el escenario de la performance musical. En ambas canciones resalta la ejecución del teclado, pero con expresiones contrapuestas entre sí. Y es que precisamente, la metamorfosis implica una ruptura entre dos personalidades irreconciliables, a través de una lucha constante.
Canciones como “Hipocresía” y la homónima “Metamorfosis” capturan la angustia, frustración y desesperanza ante lo difícil que es cambiar nuestros propios patrones de conducta. Replantearnos que antes de querer revolucionar al mundo, debemos evolucionar personalmente y darnos cuenta que no podemos evitar la auto renuncia al viejo yo. Mientras que “Causa y Efecto” y ” Sangre”, quizás los temas más entrañables del disco, abordan el hacer sufrir innecesariamente a otros para justificar el propio dolor. El proyectar en otros nuestros demonios, como un espejo que nos devuelve a nuestra propia triste realidad.
Así como la metamorfosis, significa examinarse a uno mismo, también es entender que los demás influyen en nuestras vidas (aunque no lo queramos). “Demente”, “Funkator” e “Identidad”, inciden en la búsqueda de libertad y la autenticidad como respuesta a lo que está mal en el mundo. “Al Final” y “Culpas” transmiten que aquellas emociones negativas que estaban destinadas hacia los otros, en realidad lo estaban hacia uno mismo. También incluyen instrumentos de cuerda y viento, como el chelo, el quenacho y el violín, lo cual les añade un feeling aún más especial.
“Polígono” resume la experiencia de la metamorfosis: agonizar ante la inminente muerte. Allí desde donde nuestras experiencias nos hacen reflexionar acerca de nuestra relación con la sociedad, encontramos que nuestras venas pueden servir para desechar lo que nos hiere y hace herir a otros. Hay discos que son como charcos, porque cuando los escuchamos es como si nos viésemos reflejados en ellos. Metamorfosis es un océano. Y es alguna vez, todas y todos estuvimos irremediablemente dementes.
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— Subte Rock (@subterock) November 2, 2020
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